Cada día una pequeña meta
Si no haces nada productivo por ti, mucho menos lo harás por los demás. Si bien es una frase clásica, hoy la refrescamos con un sentido renovado. La tecla que solemos olvidar en casi todo no es hacer cosas, motivarnos, tener claras las prioridades o desafíos personales. Se trata de enfrentarme a mí mismo cada día. ¿Qué? Sí, enfrentarme a mi manera de ser, pensar y hacer las cosas. Si venzo mis debilidades, aprovecharé mejor mis cualidades. Otra frase conocida, pero repito, poco recordada.
Retarte a ti mismo hace mucho bien, porque acorta el proceso de sanación vital de nuestra manera de ser. Quiere decir que una sencilla dosis de tenacidad y coraje es más eficaz a veces que la pastilla contra cierto dolor o molestar temporal. Una de las peores enfermedades del ser humano se llama apatía, con sinónimos de dejadez, comodidad pasiva o conformismo. Por eso, recetarnos esa pequeña dosis de valor (que no es una simple autoestima), endulza interiormente tu propia vida.
Por eso, la semilla de hoy para ti es muy sencilla y muy interesante. Cada día, una pequeña meta. Es decir, hazte un poco más fuerte hoy para enfrentarte a tus debilidades y defectos, y darás un paso de gigante personal. Quela vida da muchas vueltas, pero depende de ti cómo estás dispuesto a darlas.
Así que... no dejes de caminar y de hacerlo con paso firme. Cada día, una pequeña meta.
Comentarios