Ir al contenido principal

Cuánto cuesta perdonar!!! Pero... ¿no hay paso intermedio?

¡¡¡CUÁNTO CUESTA PERDONAR!!!

PERO... ¿NO HAY PASO INTERMEDIO?


Parte de nuestras batallas interiores se libran en esta pregunta: ¿Por qué tengo que perdonar esto,  esta persona? Incluso, más aún, el silbido interior del "no puedo perdonarlo" susurra a nuestros oídos cantidad de veces. Ante panoramas como estos, quizá venga bien detenernos unos momentos para verificar si estamos haciendo las cosas correctamente.
Los dolores interiores de la vida, más allá de la salud física, vienen por dentro, y mucho más cuanto más fuerte haya sido el problema y lo haya provocado las personas que más quiero. Por eso, ante el dilema, te animo a pensar y reflexionar. Porque no siempre el perdón es la solución al alcance de la mano. Muchas veces pasa por la aceptación de uno mismo y del otro, y después de lo que ese otro me hizo y de lo que yo necesite para estar tranquilo y en paz. Después, pensaremos en el perdón en cuanto tal.
El punto de enganche está precisamente aquí: necesito buscar, encontrar y mantenerme en paz para poder después generar paz y transmitirla a otros. La paz interior, la del alma, es la mejor actitud y condición para enfrentar la propia vida, y en muchos casos, enfrentar los problemas y vicisitudes que la vida nos depara.
 
Por eso, uno de los regalos que en esta próxima Navidad podemos pedir es precisamente este: paz interior y personal, paz que sosiegue aun más el cúmulo de recuerdos y de "temas pendientes" que traigo dentro de mi. El paso intermedio, si cabe, es pacificar mi alma para endulzar mi vida y sacarle más provecho al tiempo que todavía tengo a disposición.
 
Verifica cuántas cuentas pendientes tienes contigo mismo y con otras personas. Haz cuanto puedas por darte espacio personal para incluir los "pagos personales interiores". Esta Navidad te mereces y quienes te quieren se merecen ver en ti alguien que vive en paz.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Renovando la misión a la manera de Jesús

  El texto de san Juan (21, 1-19) nos presenta cómo Jesús resucitado renueva el amor de sus apóstoles para enfocarlos a su misión evangelizadora (pastoral). Comparto algunas reflexiones por si son de ayuda para renovar también nosotros nuestro amor para seguir testimoniando y compartiendo nuestra misión. 1. Lo obvio: que lo humano es insuficiente Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. (21, 3) Quienes nos esforzamos por vivir nuestro compromiso bautismal entendemos que el servicio pastoral es una actividad cotidiana, que da sentido, te hace feliz y hace feliz a los demás también. La "pesca" es la actividad humana y pastoral de quien sigue a Jesús y trata de responderle con lo que tiene y sabe hacer. Y no lo hace solo, sino que lo vive y comparte con quienes le rodean. ¿Y qué sucede? que lo hacemos a nuestra manera , pensando que así es como Dios nos bendecirá

La experiencia de la Llave

UNA REFLEXIÓN SOBRE EL TRAMO DE VIDA RECORRIDO Hace ocho años escribí este artículo-reflexión, que en estos momentos vuelvo a retomarlo porque soy conscuiente de lo que en ese momento escribí y que en momentos como estos me viene muy bien refrescarlo. Además, quién sabe si a alguien más puede serle de utilidad. Por eso me animo a ponerlo tal cual lo redacté en su momento. Ojalá que sea de ayuda y de motivación para quienes lo lean. Para mí tiene mucho significado y es de reflexión constante en mi vida. -------------------------- Con el paulatino paso de las semanas, entre idas y venidas, cosas por aquí y por allá, vas identificando, asentando y sobre todo valorando oportunamente cuanto ocurre y cuanto te sucede. Personalmente puedo decir que me han pasado muchas cosas en mi vida; impresionantes, milagrosas, increíbles, inimaginables y sublimes. Otras, en cambio, no tan agradables o positivas. Unas y otras tienen su lugar y he de encontrar su espacio identificando - si cabe- su valor

La discapacidad está en el corazón

Ayer por la tarde-noche salía del lugar de trabajo. Caminando hacia mi coche presencié una breve pero interesante charla en la esquina de la calle entre un señor de edad parecida a la mía con un joven que estaba pidiendo ayuda económica para una obra de interés social en beneficio de niños con cáncer. Observé durante medio minuto el intercambio de palabras entre ellos. Noté que el señor se mostraba reacio a cooperar con la causa de este joven. En un momento dado,este chico, sin ninguna pena y con el debido respeto, mira fijamente a este señor y le dice: -pero ya sabe que la verdadera discapacidad humana está en el corazón-. Y el señor se dio la vuelta y se marchó. Yo continué hacia mi auto, pero me agradó la forma y las palabras de este joven, porque tiene mucha razón. Existen discapacidades físicas, mentales, musculares, etc, pero la más perturbadora y dañina se encuentra dentro de nosotros, afectando nuestra manera de ser, pensar y actuar. De las discapacidades externas no siempre