¡¡¡CUÁNTO CUESTA PERDONAR!!!
PERO... ¿NO HAY PASO
INTERMEDIO?
Parte de nuestras
batallas interiores se libran en esta pregunta: ¿Por qué tengo que perdonar
esto, esta persona? Incluso, más aún, el silbido interior del "no
puedo perdonarlo" susurra a nuestros oídos cantidad de veces. Ante panoramas
como estos, quizá venga bien detenernos unos momentos para verificar si estamos
haciendo las cosas correctamente.
Los dolores
interiores de la vida, más allá de la salud física, vienen por dentro, y mucho
más cuanto más fuerte haya sido el problema y lo haya provocado las personas
que más quiero. Por eso, ante el dilema, te animo a pensar y reflexionar.
Porque no siempre el perdón es la solución al alcance de la mano. Muchas veces pasa por
la aceptación de uno mismo y del otro, y después de lo que ese otro me hizo y
de lo que yo necesite para estar tranquilo y en paz. Después, pensaremos en el
perdón en cuanto tal.
El punto de enganche
está precisamente aquí: necesito buscar, encontrar y mantenerme en paz para
poder después generar paz y transmitirla a otros. La paz interior, la del alma,
es la mejor actitud y condición para enfrentar la propia vida, y en muchos
casos, enfrentar los problemas y vicisitudes que la vida nos depara.
Por eso, uno de los regalos que en esta próxima Navidad podemos pedir es precisamente este: paz interior y personal, paz que sosiegue aun más el cúmulo de recuerdos y de "temas pendientes" que traigo dentro de mi. El paso intermedio, si cabe, es pacificar mi alma para endulzar mi vida y sacarle más provecho al tiempo que todavía tengo a disposición.
Verifica cuántas cuentas pendientes tienes contigo mismo y con otras personas. Haz cuanto puedas por darte espacio personal para incluir los "pagos personales interiores". Esta Navidad te mereces y quienes te quieren se merecen ver en ti alguien que vive en paz.
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