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Mostrando entradas de septiembre, 2015

4 formas de tener a Dios en la vida: ¿Cuál es la tuya?

Formas de "tener"a Dios en mi vida Así como hacemos, mantenemos o dejamos amistades, a no pocos también les ha surgido la pregunta: ¿y respecto a Dios cómo hay que hacer para, no solo conservar, sino sobre todo mantener e incrementar nuestra unión con Él? El mundo espiritual también necesita elementos que soporten nuestra creencia, nuestra confianza y nuestro seguro de vida. Por eso, ante esta pregunta tan sencilla y tan necesaria, nace esta reflexión para tratar de resolverla, o por lo menos, ayudar a darle más sentido a esta experiencia de la vida que a todos nos pasa. Lo expreso con el ejemplo de la casa. ¿Cómo? muy sencillo. En la casa de nuestra vida cada uno de nosotros es dueño y señor de cuanto hay en ella. Pues bien, Dios -que quiere ser parte importante en nuestras vidas si le dejamos, y busca ser nuestro mejor amigo y aliado- día tras día toca la puerta de nuestras vidas. Y la actitud de nuestra respuesta hacia Él podemos diferenciarla o reflejarla en

Las 4 coordenadas del Corazón

Cuando se habla del corazón, y por tanto de nuestra capacidad de amar y sentirse amados, rápidamente salta en nuestra mente la clásica imagen de un corazón atravesado por una flecha. Pues con la misma imagen, pero con diverso contenido, adentrémonos en los entresijos de nuestra propia manera de ser y de afrontar nuestra realidad humana. Y sobre todo buscar acercarnos más a lo que somos por dentro para conocernos mejor y responder con éxito a la gran pregunta de nuestra existencia: ¿Quién soy yo? Así como son cuatro los puntos cardinales, así también nuestro corazón posee, por así decir, cuatro "puertas", cuatro "accesos" en los que una persona necesita conocerse y, lógicamente, conocer a los demás. De esa manera entendemos mejor la manera de cómo nuestra voluntad actúa. Son las así llamadas "coordenadas del corazón". Hablemos de cada una de ellas brevemente. Lado Norte: LOS DESEOS: Efectivamente, no hay nada que pensemos si antes no pasó por n

¿Cuáles son los Miedos de las personas consagradas a Dios?

En honor a las muchas personas consagradas que conozco, y por las experiencias vividas en el pasado, quiero exponer aquí lo que a muchos de ellos, conocidos o no, les ha sucedido. Varias veces me han hecho o he escuchado esta pregunta, y aún con la experiencia de la vida personal y ajena, no es complicado responder a esta cuestión. ¿Qué sienten las personas que se consagran a Dios o dedican su vida a Él?; ¿Cuáles son sus miedos? ¿Son los mismos antes y después? Resumo estas inquietudes en tres preguntas, los así llamados “temores” de la persona consagrada de hoy que, a mi modo de ver, reflejan tanto a los de ayer, a los actuales y posiblemente a los del mañana, y son éstas: 1.       ¿ Sabes si son dignos ?: la “mentira” litúrgica. 2.       ¿Seré capaz?: la tremenda responsabilidad. 3.       ¿Perseveraré?: la gran incógnita. Unos más y otros menos han pasado, pasan o alguna vez pasarán por las “crisis” existenciales que propinan tales preguntas. Y es que consa

La Trilogía del Creyente (Parte III). El amor: la respuesta de las 3 acciones

La Trilogía del creyente Parte 3. El Amor: la respuesta de las 3 acciones Habiendo reflexionado juntos sobre la Fe como don y regalo, sobre la Esperanza como ese “click” y enlace entre Él y nosotros por su acompañamiento en nuestras vidas, podemos preguntarnos: ¿y ahora qué? ¿Cómo tratar en unos cuantos párrafos la profundidad e importancia del Amor? Ya que es la virtud más completa y que perdura aún después de nuestra muerte. Es la palabra que ha llenado y seguirá llenando libros y bibliotecas, y sin duda seguirá siendo protagonista de cientos de películas y temas musicales. Entonces, ¿Qué decir sobre el Amor? Lo resumo así: es la respuesta de las tres acciones  Alguien podría pensar lo curioso del título. Pues sí, especialmente porque -al margen de sensibilidades y romanticismos- el Amor se basa en esta palabra: respuesta . Quien asegura amar a una persona tiene que demostrárselo; a eso le llamamos respuesta . Esa respuesta se traduce en acciones concretas, claras, decisivas, que te

La Trilogía del Creyente (Parte II). La Esperanza: "click" y enlace entre Dios y yo

La Trilogía del creyente Parte 2. La Esperanza: el "click" y enlace entre Dios y yo Siendo la Fe el Don (regalo) esencial y necesario para entender, acoger y vivir junto con Dios nuestra vida, experimentamos tantas veces que "no nos alcanza", debido a nuestra forma de ser (cualidades y defectos), aciertos y errores, pecados y vicios. Todo esto entra en el menú de la vida; por ello Dios pensó completar su acción y darnos las herramientas necesarias: las virtudes teologales. La Fe nos marca el camino; la esperanza -confianza- nos sostiene en este camino. Veamos cómo. No se da -ni comparte- lo que no se tiene, es cierto. Hemos recibido la Fe pero no la usamos, no la ejercitamos o nuestros actos no corresponden a lo que decimos o rezamos. ¿Por qué? Si sabemos lo agraciados que somos, ¿por qué tantas caídas y errores? ¿Por qué no somos capaces de mejorar? Ante estas y otras preguntas, Dios responde y actúa regalándonos otra herramienta, otra virtud, otra gracia, para s

La Trilogía del Creyente (Parte I) La Fe: el Don y el regalo de Dios para mi

La Trilogía del creyente Parte 1. La Fe: el Don y el regalo de Dios para mi Desde muy pequeños, tanto en casa, en la escuela o en la catequesis también, nos enseñaron y repitieron que existen tres virtudes teologales: la fe, la esperanza y la caridad. Y siempre se nos enseñó así y en ese orden. De tanto escuchar y repetir, se nos quedó el estribillo, pero no sé si alguien se ha preguntado porqué así y en ese orden y no otro. Por ejemplo: primero la esperanza o la caridad -por ser éste el más importante-, etc. Sin dar lecciones de teología me propongo, brevemente, abrir el apetito sobre este asunto y dejar algunas pautas básicas para comprender mejor el porqué de esta Trilogía del Creyente. Hablar de don quiere decir de una capacidad y una cualidad especial. Capacidad porque me brinda la oportunidad de realizar algo, y cualidad porque me hace capaz para ejercitarlo adecuadamente. Si esto lo encauzamos a Dios y a la relación mutua con un ser humano, está claro que la Fe es un don. Prime