Ir al contenido principal

Las 4 coordenadas del Corazón

Cuando se habla del corazón, y por tanto de nuestra capacidad de amar y sentirse amados, rápidamente salta en nuestra mente la clásica imagen de un corazón atravesado por una flecha. Pues con la misma imagen, pero con diverso contenido, adentrémonos en los entresijos de nuestra propia manera de ser y de afrontar nuestra realidad humana. Y sobre todo buscar acercarnos más a lo que somos por dentro para conocernos mejor y responder con éxito a la gran pregunta de nuestra existencia: ¿Quién soy yo?

Así como son cuatro los puntos cardinales, así también nuestro corazón posee, por así decir, cuatro "puertas", cuatro "accesos" en los que una persona necesita conocerse y, lógicamente, conocer a los demás. De esa manera entendemos mejor la manera de cómo nuestra voluntad actúa. Son las así llamadas "coordenadas del corazón". Hablemos de cada una de ellas brevemente.

Lado Norte: LOS DESEOS:

Efectivamente, no hay nada que pensemos si antes no pasó por nuestros sentidos. El problema está en ese tejemaneje de nuestra sensibilidad. Es por eso que, cuando hablamos del corazón, donde entra nuestra capacidad de conocimiento personal y expresión de nuestro ser, hemos de comenzar por lo que generamos en nuestra cabecita. Hablamos del mundo de nuestra imaginación.

¿Qué pensamos?, ¿Qué deseamos? Son dos preguntas distintas con una misma finalidad: ¿qué es lo que tengo en mi cabeza? Antes de poseer algo o amar a alguien debo haberla deseado primero, es decir, haberla imaginado en mi mente, poniéndole algunas características que me atraen o coinciden conmigo. Al margen de la connotación que tenga, así es como procesamos ordinariamente los datos que obtenemos de nuestro exterior. Por ello, es importante que lo que pensamos, mejor dicho, lo que deseamos (en el lenguaje del corazón) se oriente adecuadamente, sanamente, porque de aquí partirán nuestras buenas o malas acciones.

Lado Sur: LAS EMOCIONES:

Ningún deseo se realiza solo porque lo pensemos, así que, continuando con nuestro corazón, lo que nos atrae (deseamos) requiere creérnoslo como posible o "conseguible", que llamamos emociones. Y aquí comenzamos a hacer probable, tangible, pero no realizable todavía, cuanto hemos pensado o deseado.

Emocionarse es bueno, necesario más bien, para alcanzar cuanto se propone en la vida. Emocionarse es reaccionar personal y positivamente a lo deseado, a lo propuesto en mi imaginación. Es lo que provoca en mí ese "click" que me prepara para realizar algo. Y esto es parte de lo que soy como persona. Es una invitación a dejarse emocionar, a quererse mover hacia algo o alguien por cuanto de bueno encontramos y valoramos, al mismo tiempo que buscamos ser y hacer, pues esto me ayudará mejor a "activarme" por dentro y disponerme mejor a cuanto realice.

Lado Este: LOS SENTIMIENTOS:

Esta es la parte que más escuchamos y más nos suena, aunque diría yo que es la que menos podemos controlar. Sentir se puede definir de muchos modos. Yo lo relaciono a la así llamada "experiencia interior". Cuando siento, se produce en mí una "explosión" interior, un "temblor" dentro de mí que me incita, susurra, mueve o aparte de cuanto experimento. Por eso prefiero llamarle experiencia interior, porque hago mío, propio, lo que primero pensé y acto seguido provoqué realizar. Digamos que es la posesión o propuesta concreta de adquisición o elección de aquello que deseo dentro de mi que me predispone a tomar decidir o elegir hacia ello.

Lo que sucede es que en gran cantidad de ocasiones los sentimientos nos juegan malas pasadas o nos hacen "bailar" según el ritmo que nos proponen. En sí mismos no son ni malos ni buenos, sino producto de nuestra respuesta, o posibles respuestas, a lo que somos y queremos. Por eso, veámoslos con buenos ojos en general, y fijémonos y hagámosles caso si nos ayudan. Dejémoslos de lado si nos apartan, y ante posibles insistencias, mantengamos la vista alta y la serenidad a punto. Así nos demostraremos que somos dueños de nuestra vida, y por ende, de nuestro corazón. Nuestra voluntad funciona así y así hemos de aprender a sentir para poder decidir mejor o rechazar convenientemente.

Lado Oeste: LAS PASIONES:

Ahora bien, todo lo dicho necesita su completamiento. No se ama lo que no se conoce, cierto; pero seríamos ilusos si decimos amar sin tomar acciones concretas para atraer, acercar y poseer (en general) lo que queremos o la persona que amamos. El último trecho o puerta interior que necesitamos conocer y abrir en nuestro corazón son las pasiones. ¿Qué son? En pocas palabras, las inclinaciones sobre algo o alguien en donde yo realizo y que pongo por obra con actos concretos.

Como en todo, una pasión por algo bueno me ayudará a lograrlo, y una pasión negativa me llevará a acciones que no me guiarán por buen camino. Una persona que no vive con pasión, que no le pone "fuelle", ganas e ilusión, que no vibra con lo que hace, es una persona "incompleta", que difícilmente vivirá convencida de cuanto hace. De ahí un llamado a que nos apasionemos sanamente por las cosas y las personas que hacen feliz y agradable nuestra vida.


Pues bien, estas cuatro puertas -coordenadas del corazón- funcionan a la vez. Son como una caja fuerte con "clave en código" cuya apertura necesita de los cuatro movimientos de esta combinación. Nuestro corazón es y funciona así, como una gran caja fuerte, que solo se podrá abrir y explorar si sabemos y usamos adecuadamente las cuatro partes de esta combinación, de esta "clave en código".

Que estas así llamadas "cuatro coordenadas" guíen y conduzcan adecuadamente nuestros corazones, y nos lleven al puerto seguro del amor. Que nuestra vida valga la pena vivirla en primera persona. No porque otros me lo digan, sino porque yo quiero ser el protagonista principal de la misma. Y qué mejor guía, qué mejor dirección, la de un corazón sano, abierto, puro. En una frase, de un corazón maduro.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Renovando la misión a la manera de Jesús

  El texto de san Juan (21, 1-19) nos presenta cómo Jesús resucitado renueva el amor de sus apóstoles para enfocarlos a su misión evangelizadora (pastoral). Comparto algunas reflexiones por si son de ayuda para renovar también nosotros nuestro amor para seguir testimoniando y compartiendo nuestra misión. 1. Lo obvio: que lo humano es insuficiente Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. (21, 3) Quienes nos esforzamos por vivir nuestro compromiso bautismal entendemos que el servicio pastoral es una actividad cotidiana, que da sentido, te hace feliz y hace feliz a los demás también. La "pesca" es la actividad humana y pastoral de quien sigue a Jesús y trata de responderle con lo que tiene y sabe hacer. Y no lo hace solo, sino que lo vive y comparte con quienes le rodean. ¿Y qué sucede? que lo hacemos a nuestra manera , pensando que así es como Dios nos bendecirá

La experiencia de la Llave

UNA REFLEXIÓN SOBRE EL TRAMO DE VIDA RECORRIDO Hace ocho años escribí este artículo-reflexión, que en estos momentos vuelvo a retomarlo porque soy conscuiente de lo que en ese momento escribí y que en momentos como estos me viene muy bien refrescarlo. Además, quién sabe si a alguien más puede serle de utilidad. Por eso me animo a ponerlo tal cual lo redacté en su momento. Ojalá que sea de ayuda y de motivación para quienes lo lean. Para mí tiene mucho significado y es de reflexión constante en mi vida. -------------------------- Con el paulatino paso de las semanas, entre idas y venidas, cosas por aquí y por allá, vas identificando, asentando y sobre todo valorando oportunamente cuanto ocurre y cuanto te sucede. Personalmente puedo decir que me han pasado muchas cosas en mi vida; impresionantes, milagrosas, increíbles, inimaginables y sublimes. Otras, en cambio, no tan agradables o positivas. Unas y otras tienen su lugar y he de encontrar su espacio identificando - si cabe- su valor

La discapacidad está en el corazón

Ayer por la tarde-noche salía del lugar de trabajo. Caminando hacia mi coche presencié una breve pero interesante charla en la esquina de la calle entre un señor de edad parecida a la mía con un joven que estaba pidiendo ayuda económica para una obra de interés social en beneficio de niños con cáncer. Observé durante medio minuto el intercambio de palabras entre ellos. Noté que el señor se mostraba reacio a cooperar con la causa de este joven. En un momento dado,este chico, sin ninguna pena y con el debido respeto, mira fijamente a este señor y le dice: -pero ya sabe que la verdadera discapacidad humana está en el corazón-. Y el señor se dio la vuelta y se marchó. Yo continué hacia mi auto, pero me agradó la forma y las palabras de este joven, porque tiene mucha razón. Existen discapacidades físicas, mentales, musculares, etc, pero la más perturbadora y dañina se encuentra dentro de nosotros, afectando nuestra manera de ser, pensar y actuar. De las discapacidades externas no siempre