V. Tu espacio personal
Seguimos adelante en la colocación de nuestras columnas. Y siguiendo lo iniciado en el capítulo anterior, hablando de la preparación académica y profesional, tocamos el uso y manejo del tiempo. En esta sección vamos a insistir en él, pero visto no desde el ángulo del aprendizaje y operativo, sino desde el ángulo interior. Le he llamado el espacio personal, y tiene como finalidad escrutar qué hago yo con mi tiempo. Puede decirse que esta quinta columna versa sobre el tiempo que me doy a mí mismo, cuando estoy solo físicamente y me encuentro con mi vida cotidiana: presente, pasada o futura. Una sanidad en el uso de mi tiempo repercutirá en una vida más tranquila y serena, y mejor aprovechada.
Es un hecho que yo necesito tiempo para mí. Al margen del tiempo para asearme y arreglarme -según sea-, necesito tiempo para pensar en mí, en mis cosas, en mi vida, y en el mundo de cosas y personas que me circunda. La pregunta es: ¿para qué necesito o puedo invertir este tiempo? Resumámoslo en tres aspectos:
- Para tomar mis propias decisiones: y aquí entra la planeación de cuanto hago, cuando pienso las cosas que me convienen, etc.
- Para descansar: punto importante, pues necesito despejarme de las actividades y situaciones que me cansan y estresan. El deporte y el sano ocio me ayudarán a estar mejor.
- Para mi “reciclaje” personal: es decir, todo cuanto me ayude a estar al día, informarme y actualizarme en lo que trabajo, etc., como lecturas, escribir, etc. Me relaja y me cultiva como persona.
En mi espacio personal digamos que “todo” puede entrar, y en las características que acabo de mencionar cada quien puede manejarlo a su conveniencia. El reto no es cómo o dónde encajo las cosas, sino cómo invierto mi tiempo y cuánto tiempo invierto en ellas. Lo importante radica en lo segundo para revisar y mejorar la calidad y cantidad del primero. Para mejor descifrar esta incógnita y ayudar a vislumbrarlo más claramente, te propongo un paso sucesivo, y es este: ¿qué ventajas obtengo del uso moderado e inteligente de mi espacio personal?
a) Ventajas del uso moderado e inteligente de mi espacio personal:
- La estabilidad emocional y la paz interior: suena curioso pero encierra mucho esta frase. No soy una máquina, y muchas veces presiones externas y personales no me dejan en paz. Cuánto bien hace darse un espacio de tiempo para serenarse y ordenar la casa interior de nuestras emociones, sentimientos y pasiones personales. El refrán popular lo resume muy bien: “nada teme el que nada debe”. Y sí, la falta de orden dentro de nosotros genera “deudas” interiores si no estamos atentos. Por eso, que los problemas de la vida no te ahoguen. Dedícales tiempo adecuado para que no sufras extra y se te contagie en todo lo que hagas. Busca la paz interior, que te generará mucha tranquilidad al formar tus propias decisiones.
- Salud física y mental: tan sencillo como completo. Comer y dormir bien, descansar cuando necesitas, una buena dieta, etc., ayudan a que tu salud se ajuste a niveles normales. Y para ello, necesitas tomarte el tiempo. Es una gran ventaja, porque ganas tú y gana tu familia y cuantos te rodean, y ganas en muchos aspectos que facilitan la convivencia, el contacto con los demás, etc. Pero mucho cuenta cómo estés de salud, y es una ventaja que te ocupes sanamente de ti.
- Madurez afectiva y efectiva en tus relaciones: una persona que se cultiva por dentro, que dedica tiempo a pensar en los demás y en sus problemas, que no se limita a ver cómo estoy y sale de su mundo interior, es una persona que aprovecha mejor el tiempo. La razón es sencilla: porque es generosa con los demás, porque se siente llena y feliz por dentro y quiere transmitirlo, y porque no se siente sola, sino con motivos para querer a los demás y ocuparse de sus necesidades. Pero para esto hace falta tiempo, y es una ventaja usarlo bien.
b) Desventajas del incorrecto uso del espacio personal:
- La soledad y vacío interior: todos quizá hemos probado esto. A veces nos hemos encerrado a cal y canto para llorar muchas penas y problemas. Cuando nos encerramos, nos aislamos y enconchamos sólo para lamer nuestras heridas, nos hacemos mucho mal, y a menudo dedicamos mucho tiempo a esto. Entonces experimentamos la soledad, la falta de medios y sentido a lo que somos o hacemos. Y esta angustia, este vacío y esta soledad son un verdadero cáncer personal. Si le dedico mucho tiempo puede afectarme de tal manera que no salga de mí.
- La afectación emocional y social: en otras palabras, que me haga o sienta víctima de cuanto me suceda, para bien (vanagloria) o para mal (no sirvo para nada), y nos lo llegamos a creer. Me veo a mí o a los demás culpables de mis situaciones o responsables de mis actuaciones. Pensar mucho las cosas, en vez de hacernos bien, nos victimiza o polemiza en nuestras relaciones con los demás: familia, trabajo, amigos, etc. No es bueno dedicarle mucho tiempo. No ayuda.
- La inestabilidad comportamental: es decir, me dejo llevar más por mis gustos y caprichos que por motivaciones consistentes. Mi día, mi trabajo y los demás dependen de cómo estoy, cómo me siento o qué me pasa. Y por dedicarle tiempo a mí, a mis ánimos o a mis penas, pierdo el sentido real, y fluctúo en mis sentimientos. Nada peor para enfrentarme al día a día, porque pierdo al darle demasiado espacio y tiempo a mis emociones, porque vivo en un mundo imaginario cuando no lo es ni para mí ni para los demás. Y todos sufrimos las consecuencias. Las altas y bajas anímicas influyen en mi comportamiento tanto cuanto yo les deje tiempo y espacio. Todos pagamos los resultados, cuando no tendría que serlo.
Tanto en las ventajas como en las desventajas, el factor común que encontramos es, por un lado, el ensimismamiento o aislamiento personal, que perjudica todo; por otro lado, la apertura y encuentro con los demás, que ayuda al bienestar personal social. El uso del tiempo será el factor a tener en cuenta. A mejor uso, mayor resultado. Pero también es verdad que una fenomenología, aun aportando luz, no es suficiente. Toca el turno de las decisiones y de las acciones. Es por eso que anoto a continuación tres consejos que pueden ser útiles para usar y disponer mejor tu espacio personal.
a) El orden interior: cuanto más ordenada esté tu cabeza, usando una especie de horario o plan de actividades, de agenda y cuanto ayude a colocar tu día, menos problemas tendrás y más paz hallarás. Es una herramienta estupenda para darle a cada cosa su lugar, sin ser estricto, pero sin ser irresponsable. Ordena tu vida mejor y notarás la diferencia, no sólo en lo que haces sino también en cómo lo haces.
b) Balance de actividades: el orden es vital, pero el balance de espacio y de intensidad en lo que haces es decisivo Al ordenar, dale a cada faceta de tu vida su espacio y su tiempo, (familia, trabajo, etc.) para que la improvisación, las prisas, los imprevistos y otras cosas no echen por tierra tu plan y sobre todo tu mente y corazón. Date tiempo para todo, y que todas tus prioridades estén holgadas de tiempo.
c) Descanso sano y adecuado: no te dejes ganar por todo lo que hay que hacer, porque seguramente nunca podrás con todo. Pero sí te aseguro que si dedicas espacios de tu día al sano y adecuado descanso, físico y mental -según convenga-, podrás hacer más cosas de las que pudieras en un primer momento. Recuerda este adagio latino: “mens sana in corpore sano”. Una mente sana en un cuerpo sano es el ideal, y el descanso (deporte, ocio, salidas, etc.), equilibran mejor la balanza de tu vida y de cuantos están a tu alrededor.
Vale la pena invertirle bien a este rubro y colocar adecuadamente esta columna en tu vida. La necesitas y mucho, pero ten en cuenta que es muy fácil desviarla y desviarte. La clave está dentro de ti. En el fondo, cuánto más egoísta seas, mayor tiempo innecesario invertirás. Y cuanto más busques solucionarlo en común, mejor dedicarás el tiempo. Por eso, pide ayuda, un consejo para tener más luz y amplitud de horizontes. Recuerda: solo no podrás con todo. Una buena guía práctica, personas de confianza, no decidirán por ti, pero podrán orientarte mejor.
Tu espacio personal es muy valioso y el tiempo que le dediques, también. Tenemos una sola vida, una sola oportunidad. Inviértela con provecho. El valor del tiempo lo entendemos mejor cuanto mayor bien podamos hacer. Y Dios, que nos ve, nos lo premiará a su tiempo.
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