¿Cómo saber que algo es de Dios?
En conversaciones y momentos de cualquier índole, por alguna razón ha salido este tema. Me lo han preguntado varias veces. Lejos de una homilía o definiciones magisteriales -pues no soy el indicado-, pongo aquí mi respuesta, esperando sea de utilidad, a la luz y experiencia personal.
Las cosas de Dios:
- Son lentas de
adquirir o recuperar. El bien y las cosas buenas requieren esfuerzo, tiempo y
paciencia. Sin embargo, perderlas es cosa facilísima y casi no requiere esfuerzo, basta que no les dediques ilusión, esfuerzo y cariño.
- Son de óptima calidad, pues son perfectas: como los dones
y gracias y regalos que nos da (vida, sacramentos, felicidad, etc). Pero también sucede que cuando no las tenemos, la calidad de nuestra vida y nuestras acciones nos resultan siempre incompletas y nos generan un vacío o hueco. Con el tiempo nos podemos, incluso, a acostumbrar a no tenerlas, y puede generarnos mayores complicaciones.
- No caducan, no se corrompen, no se gastan: reflejan precisamente de dónde vienen y hacia dónde nos dirigen (eternidad). Claro, cuando las perdemos, la sensación de lucha y de fatiga es mayor, se necesita dar cada vez más ese "plus" para salir adelante, y genera por momentos inseguridad.
- No son ostentosas, no disfrutan de gran reputación pública y social. No tiene gran "marketing" ni tampoco es promovida en grandes sectores de la comunicación. Sin embargo, las personas que tienen la oportunidad de conocerlas, de tenerlas, de vivirlas, experimentan un cambio en la forma de vivir y de percibir la realidad. Quienes tienen la dicha de aprovecharlas, son más felices y viven con más serenidad y tranquilidad su vida. En definitiva, quienes viven cerca de Dios, entienden mejor qué es vivir, y viven mejor.
En resumen: lentitud en
la ejecución, óptima calidad de realización, eterna duración y garantía de vida son pistas
para descubrir que es de Dios. No dejes de ver la mano de Dios en tu vida, pues
se da cada día.
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