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Los 3 verbos de la relación personal con Dios

Tres verbos, tres decisiones, tres acciones


¡Cuántos de nosotros hemos aprendido, nos han enseñado o inculcado en casa y en el catecismo o la escuela cómo hacer cuando se reza! Y díganme sino, la gran mayoría de las personas se acuerda que "con Dios.... tienes que agradecer y pedir". Y está bien, pues es natural y hasta lógico. Agradecer por lo que se tiene y pedir por lo que se necesita. Pero también es verdad que estos dos verbos o acciones están "mancos" o "cojos" sin el tercer verbo. Y es a éste que me fijo hoy.

Con cualquier persona -máxime si esa Persona es Dios-,  es precioso establecer una relación. Por relación entendemos el conjunto de decisiones y acciones que unen dos o más personas. Así que, para entrar en relación con Dios, lo primero que hay que hacer cuando rezamos o entablamos contacto con Él es AGRADECER. Significa que somos conscientes de lo que somos y de lo que tenemos, y por ello damos gracias a quien permite que así sea. Agradece quien deja a Dios el protagonismo principal, no único pero sí de precedencia, de la vida y de su vida.

El segundo verbo, PEDIR, es consecuencia del primero, pues pide quien sabe y siente que Dios puede concederle cuanto necesita, para uno mismo o para otros. Pedir manifiesta humildad y demuestra confianza.

Pero vamos con el tercer verbo, que es CUIDAR A DIOS. Partiendo de la misma manera humana de relacionarnos, ¿qué tiene que ver de cara a Dios? Muy sencillo. Si con una persona que es mi amigo, yo quiero mantenerlo como tal, debo cuidar la relación que tengo con él, máxime si es mi novia o ya mi esposa o viceversa. Necesito cuidar lo que tengo, pues de lo contrario lo pierdo.

Con Dios pasa exactamente lo mismo. Si no le cuido, es decir, si no me aplico por acercarme a Él donde Él está y se me manifiesta (sacramentos, oración, consejo espiritual, etc), es muy difícil creer que Dios no ayuda o no escucha o, como dicen algunos "ya no me oye".

Es momento para preguntarnos ¿cuánto cuido yo a Dios? Es decir, qué hago yo por Él. Porque así entendemos más claramente la acción de Dios en mi. Si no le "cumplo" a Dios, no esperes que Dios tenga que cumplirte a ti, ¿no crees?

De todas maneras, Él sabe lo que hace y está al lado de cada uno en todo momento. El problema lo tenemos nosotros, que somos quienes nos distanciamos de Él por no cuidarlo en nuestra vida personal. Por eso, ¡qué importante tomar en cuenta este tercer verbo! Cuida a Dios y sus cosas, porque en ese cuidado tendrás mayor éxito en los dos verbos anteriores. Si cuidas a Dios, es porque lo valoras más, y si es así, tus peticiones y agradecimientos serán más cordiales, y por ende más productivos.


Y recuerda: rezar con los tres verbos te da garantía no solo de éxito espiritual (te ubicas y realizas más). Además fortalece y regenera tu alma, y ahí Dios encontrará una mayor disposición para darte cuanto necesitas. Si el arte del pedir comienza en el arte de dar, no te quedes atrás. Los tres verbos de la relación humana son perfectamente aplicables a la Persona más importante a tener en cuenta. Haz la prueba y verás.

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