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Noviazgo: ¿Devaluado o Decisivo? (Parte II)

Avanzamos en esta reflexión sobre el noviazgo. Ahora trataré los otros dos verbos que acompañan, como fichas de este gran rompecabezas interpersonal, a los ya tratados anteriormente. Del conocimiento del otro y de ese conocimiento que la otra persona tiene de mi, establecemos un marco de entendimiento mutuo y personal. Este marco le llamamos "relación". Esta relación de dos personas que buscan elementos comunes no siempre se identifica con noviazgo, porque quizá solo quieren estar juntos sin mayores alicientes. Por eso, lo que a continuación trato no va para ellos. Las líneas que siguen a continuación se dirigen  a aquellas parejas que buscan con sinceridad una posibilidad de vida con otra persona, aunque no tengan claro muchos elementos. Me dirijo a quienes buscan dar lo mejor y compartirlo con otra persona, sentir y descubrir ese amor y caminar juntos hacia una posible vida en común.

Relación Pareja-Novios


Dejemos clara una cosa. No es lo mismo hablar de una pareja que hablar de novios. La segunda parte sí tiene que ver con la primera, pero la primera no lleva necesariamente a la segunda. Existen muchas maneras de relacionarse en pareja, pues solo se requiere que dos personas tengan algún tipo de elemento que les una (emocional, afectivo, sexual, placentero, mixto, etc). Muchas parejas se quedan ahí, porque esto no necesita más que la presencia, el tiempo y las ganas. Estar con alguien sin compromiso de permanencia es sencillo. Los verbos que vienen a continuación suponen un claro interés de madurez de una pareja que quiere intentar caminar en vista de un posible futuro juntos, para ver si se da o no.

Los dos verbos restantes se basan en un compromiso de permanencia, de continuidad y de inversión mutua. El fin es transformar ese "click" inicial en un fuerte cariño, que dé paso a un amor sincero y generoso. Empresa nada fácil sin una sincera apuesta el uno por el otro. Aquí es donde la pareja cobra su protagonismo decisivo, y es también aquí donde entran estos dos verbos que espero ayuden a completar ese ADN propio que tiene el verdadero noviazgo.

Noviazgo: para qué sí y para qué no: 4 verbos y 2 excusas

(Continuación)



3º Verbo: Consolidar bases:

Cuando una pareja, a lo largo del noviazgo, con seriedad y responsabilidad ven que pueden ir más allá con sus vidas, ¿qué necesitan hacer? La tercera ficha de nuestro rompecabezas interpersonal responde a esta pregunta. Para unir dos voluntades en un propósito común de vida se requiere establecer los así llamados parámetros de convivencia o jerarquía de valores. Yo los llamo también consolidar bases. Si para construir un edificio se necesitan fuertes pilares y columnas, para una vida -y más compartida con otra persona-, también se requieren columnas o bases que sustenten, soporten y rijan cuanto quieran edificar (vivir) personal y conjuntamente ambas personas.

Digo consolidar porque cada persona trae sus propias columnas (su manera de ser, pensar y comportarse, entre otras). Al conjugar dos personas, conjugamos estilos, voluntades, pensamientos y formas de actuar diferentes. Al consolidar, hablamos de armonizar estos tres aspectos personales (ser, pensar y actuar) de ambas personas en vistas a amalgamar una vida en común. Consolidar consiste en asentar en ambas personas esas bases que sustenten la convivencia en pareja, y también configuren y ordenen lo que juntos pretenden hacer y vivir.

¿Cuáles son estas bases? entre otras, no pueden faltar las siguientes: principios y valores (personales y mutuos); aspiracionesplanes a corto, mediano y largo plazo y proyecto familiar.

Principios y valores: forman la así llamada "normativa común". La pareja necesita establecer qué aspectos personales han de exigirse y ser tomados en cuenta sobre otras cosas y puestos al servicio mutuo y común. Por ejemplo, la sinceridad, honestidad, fidelidad mutua, las creencias de ambos, y muy importante el modo de atender las necesidades del uno para el otro (respeto, espacio personal, confianza, comunicación, detalles, etc). La lista es larga, pero no pueden faltar estos aspectos básicos, que tanto equilibran la relación y que repercutirán en la perseverancia y destino mutuos.

Aspiraciones: Son las motivaciones que unen a ambas personas y que hacen posible este camino juntos. No basta pensar en una felicidad y realización mutua simplemente porque es lo que todos queremos. Pero, ¿y esa pareja qué hará para ser felices y realizarse? Por eso las aspiraciones nos bajan de la nube sentimental y al mismo tiempo ordenan las mentes para ordenar y vivir la vida. Aspiraciones concretas: preparación personal (académica, profesional y familiar), hábitos de vida y bienes a poner a disposición de ambos; generar buen ambiente entre familias; y por supuesto, el crecimiento y maduración en el amor que les haga solidificar cuanto quieran proyectar en adelante.

Planes a corto, mediano y largo plazo: siguiendo la imagen de la construcción del edificio, hay que planear las vidas y establecer un camino concreto de realización. Los planes son esos caminos que la pareja necesita para poner en práctica las aspiraciones propuestas. Al corto plazo corresponden actuaciones derivadas de su situación como novios; a mediano plazo aquellas actuaciones al concretar una vida estable en común y en matrimonio; y a largo plazo corresponden las actuaciones que juntos establecerán al formar una familia y hasta el final de sus vidas. Sin olvidar que los planes tienen que ver con el futuro, el tiempo dirá si lo planeado podrá hacerse como se pensó, sin embargo una pareja de novios tiene que trazar estas líneas maestras de su itinerario personal y común, porque será el reflejo claro y seguro de lo que ambos quieren y se quieren.

Proyecto familiar: una pareja dentro de un noviazgo que busca perseverar y definirse, pasa por esta fase determinante en la vida de ambos. Así como se dice que el noviazgo es la preparación y prueba del futuro matrimonio, si en algo puede probarse es en esto. ¿Cuál es la huella que están dispuestos a dejar? Se tiene que hablar del vínculo y responsabilidades matrimoniales, de los hijos (número, educación y recursos para los mismos), y cómo afrontar aspectos esenciales y básicos como la economía compartida, la programación y apoyo en las labores y responsabilidades domésticas y al mismo tiempo la realización de respectivos roles (papá, mamá, hogar, trabajo, descanso, etc),

La consolidación progresiva de estas bases marcará el paso para afrontar los retos que vienen por delante y tomar con equilibrio, consenso y coraje las decisiones que de esto se derivan. Está claro que al distinguir cuatro bases, se entiende que todas se dan a la vez de forma progresiva. Eso si, no puede faltar ninguna de estas en orden a un sano y equilibrado discernimiento personal y en pareja y al encarar prudentes y completas decisiones en este sentido. Precisamente de las decisiones es de lo que hablaremos a continuación.

4º Verbo: Comprometer la vida:

Esta palabra, este verbo suena a tabú y cuando se escucha, muchos se ponen a temblar. Es una pena, porque esta palabra es la que mejor resume lo que una persona está dispuesta a hacer por otra. Esta palabra presenta el genuino significado de la vida en pareja y el ingrediente esencial de la relación entre ambos -que es el amor-. 

El camino para que dos personas puedan unir sus vidas está en el compromiso que juntos adquieran. ¿Cómo? A través de las decisiones que estén dispuestos a asumir. La diferencia entre las parejas y en los matrimonios radica en la manera de comprometerse mutuamente. De hecho, hay tantos compromisos como parejas existen. Aquí estamos hablando de comprometer la vida, no de comprometer dinero, bienes, tiempo, etc. Un noviazgo que va madurando ha de pensar en muchas cosas, pero para lograrlas, necesita comprometerse. Y el compromiso de vida es del que más se habla, pero el que menos se vive. 

¿Por qué es así? Del abanico posible de respuestas me fijo en esta: vida que no se corresponde, amor que se muere. Comprometer la vida significa ponerla al servicio del otro, sin por ello venderla al mejor postor o al puro interés ajeno; significa también poner a disposición lo que tengo y lo que soy, sin por ello perder mi identidad o diluir mi personalidad. Significa además, respetar, comprender y cuidar a tu pareja, porque es la persona que realmente amas, y por la que estarías dispuesta a dar todo de ti.

Piensa bien cada expresión concreta de lo que entraña comprometer la vida. Así, los compromisos secundarios (economía, bienes materiales, etc) tienen justo valor porque está antes lo primero. Si no se invierte la vida misma en lo que se hace, quiere decir que el amor no es maduro, que la relación no es fuerte y que el noviazgo estará siendo muy superficial, poniendo en duda la durabilidad y perseverancia de dicha relación.

Este último verbo incluye en sí los tres anteriores, dándoles plenitud y completamiento. Del conocimiento en profundidad podemos esperar que lo que une se madure y lo que les diferencien puedan manejarlo lo mejor posible, resolviendo así los problemas y dudas. Y que consolidando las bases de su unión, puedan comprometer madura y responsablemente sus vidas. Quizá muchos de los noviazgos se disuelven en el primer verbo; otros puedan durar más. Pero también es verdad que muchos matrimonios no perseveran porque en parte no le dedicaron sus energías a estos temas. Un noviazgo sereno y maduro, acompañado por personas competentes en estos temas, ayudará mucho.

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