Ir al contenido principal

¡¡¡Gracias, Migue, por tu vida!!!

No puede terminar este día, 27 de marzo, sin que podamos agradecer de corazón a Dios el regalo de una vida. Digo agradecer porque justamente hoy, esa vida, concluyó su itinerario con nosotros para descansar eternamente. Me refiero a la vida de Miguel Olivares, con quien tuve la oportunidad de convivir, compartir y celebrar momentos importantes de su vida, tales como por ejemplo su boda, así como hace justamente dos años, haber podido despedirme de él de la manera más fuerte y más sagrada posible, a través de la unción de los enfermos, y horas más tarde, celebrando su funeral de cuerpo presente. Y sí, Migue, gracias por el regalo de tu vida, de tu manera de ser, de tu presencia y de tu huella que has dejado entre nosotros.

Dos años se cumplen de ese día que Dios te tenía reservado para ser protagonista de muchas vidas. Un accidente automovilístico fue la excusa, pero también la oportunidad para que nos diéramos cuenta que la vida no sabemos cuánto dura exactamente, pero ya estabas listo para emprender el último viaje hacia la eternidad.

Para mí, personalmente, significó perder un amigo aquí y ganar uno para allá. En menos de 24 horas pude verte vivo, pude darte el regalo que mejor podía darte en esos momentos, y horas más tarde, te teníamos ya descansando. ¡Qué impresionante fue ese día y esa Semana Santa de hace dos años! Fuiste el personaje de esas misiones, de esos pueblos y de esa misa de clausura en México. La Providencia te había preparado muchos festejos aquí abajo para demostrarnos a todos que la vida sí vale la pena vivirla, y tú nos dijiste cómo. 

Nos dejaste a Chío, tu cómplice de los últimos años y esposa evangelizadora de tu vida. Fue una relación increíble y un matrimonio estupendo, aunque breve. De eso yo fui testigo. Y desde que les conocí me di cuenta de lo especial que ambos eran, y que algo increíble saldría de ahí. Ahora lo sé, lo sabemos todos. 

Quiero pedirte algo. De mi parte, de parte de tu familia, de tus amigos y de quienes te conocemos, te queremos y te extrañamos, te encargamos que en estos próximos días santos nos ayudes a entender un poco más el valor de nuestras vidas; que como tú podamos ver que el dolor no es todo, pero nos ayuda a entender tantas cosas de nuestras vidas; que nos alientes a seguir caminando y a seguir "misionando" nuestra vida y la vida de quienes nos rodean, así como tú también lo hiciste mientras estabas por acá. Y por último, sigue presente en nosotros y síguenos inspirando amor por la vida, lucha y alegría por lo que cada día podemos hacer. Y que sepas que sigues vivo no solo en nuestros corazones, sino en las vidas de quienes hemos tenido el privilegio de conocerte y que tanto te queremos.

¡¡¡Gracias, Señor, por habernos compartido a Migue!!!!
Saludos desde acá abajo y que sigas repartiendo tanto bien desde allá arriba.

Jorge Bugallo García

Comentarios

Entradas populares de este blog

Renovando la misión a la manera de Jesús

  El texto de san Juan (21, 1-19) nos presenta cómo Jesús resucitado renueva el amor de sus apóstoles para enfocarlos a su misión evangelizadora (pastoral). Comparto algunas reflexiones por si son de ayuda para renovar también nosotros nuestro amor para seguir testimoniando y compartiendo nuestra misión. 1. Lo obvio: que lo humano es insuficiente Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. (21, 3) Quienes nos esforzamos por vivir nuestro compromiso bautismal entendemos que el servicio pastoral es una actividad cotidiana, que da sentido, te hace feliz y hace feliz a los demás también. La "pesca" es la actividad humana y pastoral de quien sigue a Jesús y trata de responderle con lo que tiene y sabe hacer. Y no lo hace solo, sino que lo vive y comparte con quienes le rodean. ¿Y qué sucede? que lo hacemos a nuestra manera , pensando que así es como Dios nos bendecirá

La experiencia de la Llave

UNA REFLEXIÓN SOBRE EL TRAMO DE VIDA RECORRIDO Hace ocho años escribí este artículo-reflexión, que en estos momentos vuelvo a retomarlo porque soy conscuiente de lo que en ese momento escribí y que en momentos como estos me viene muy bien refrescarlo. Además, quién sabe si a alguien más puede serle de utilidad. Por eso me animo a ponerlo tal cual lo redacté en su momento. Ojalá que sea de ayuda y de motivación para quienes lo lean. Para mí tiene mucho significado y es de reflexión constante en mi vida. -------------------------- Con el paulatino paso de las semanas, entre idas y venidas, cosas por aquí y por allá, vas identificando, asentando y sobre todo valorando oportunamente cuanto ocurre y cuanto te sucede. Personalmente puedo decir que me han pasado muchas cosas en mi vida; impresionantes, milagrosas, increíbles, inimaginables y sublimes. Otras, en cambio, no tan agradables o positivas. Unas y otras tienen su lugar y he de encontrar su espacio identificando - si cabe- su valor

La discapacidad está en el corazón

Ayer por la tarde-noche salía del lugar de trabajo. Caminando hacia mi coche presencié una breve pero interesante charla en la esquina de la calle entre un señor de edad parecida a la mía con un joven que estaba pidiendo ayuda económica para una obra de interés social en beneficio de niños con cáncer. Observé durante medio minuto el intercambio de palabras entre ellos. Noté que el señor se mostraba reacio a cooperar con la causa de este joven. En un momento dado,este chico, sin ninguna pena y con el debido respeto, mira fijamente a este señor y le dice: -pero ya sabe que la verdadera discapacidad humana está en el corazón-. Y el señor se dio la vuelta y se marchó. Yo continué hacia mi auto, pero me agradó la forma y las palabras de este joven, porque tiene mucha razón. Existen discapacidades físicas, mentales, musculares, etc, pero la más perturbadora y dañina se encuentra dentro de nosotros, afectando nuestra manera de ser, pensar y actuar. De las discapacidades externas no siempre