Ayer por la tarde-noche salía del lugar de trabajo. Caminando hacia mi coche presencié una breve pero interesante charla en la esquina de la calle entre un señor de edad parecida a la mía con un joven que estaba pidiendo ayuda económica para una obra de interés social en beneficio de niños con cáncer. Observé durante medio minuto el intercambio de palabras entre ellos. Noté que el señor se mostraba reacio a cooperar con la causa de este joven. En un momento dado,este chico, sin ninguna pena y con el debido respeto, mira fijamente a este señor y le dice: -pero ya sabe que la verdadera discapacidad humana está en el corazón-. Y el señor se dio la vuelta y se marchó. Yo continué hacia mi auto, pero me agradó la forma y las palabras de este joven, porque tiene mucha razón. Existen discapacidades físicas, mentales, musculares, etc, pero la más perturbadora y dañina se encuentra dentro de nosotros, afectando nuestra manera de ser, pensar y actuar. De las discapacidades externas no siempre somos responsables o totalmente culpables, pero de esta discapacidad interior somos los únicos responsables y culpables.
La belleza física es una gran cualidad del ser humano, sin duda. El aspecto exterior nos es de gran ayuda para socializar, entablar relaciones, autosensibilizarnos con nosotros mismos y darnos un aporte de dignidad personal. Es un regalo que la naturaleza y el cielo nos brinda para ser capaces de ser felices y realizarnos como personas. De ahí nace la palabra discapacidad, que nos da a entender esa imposibilidad parcial o total para realizarnos de igual manera que otras personas en determinados aspectos o cualidades individuales. Personas discapacitadas (o con capacidades diferentes) existen y luchan por vivir del mejor modo posible su existencia, y muchos de ellos son un ejemplo a seguir por la forma que afrontan su realidad existencial cotidiana. Solemos identificarlas con aquellas personas que sufren determinados problemas o enfermedades físicas. ¿Y qué sucede con lo que no se ve, no se quiere ver o se decide ignorar verlo? A esto yo le llamo discapacidad interior.
Las carencias humanas nos acompañan a lo largo de nuestro recorrido existencial Somos capaces de luchar contra adversidades de todo tipo. Ahora bien, ¿somos igual de capaces para luchar contra nosotros mismos? De ahí viene el gran reto por luchar contra nuestras discapacidades personales interiores. Y en particular, la más peligrosa y dañina la encontramos en el centro de operaciones de nuestra vida: la discapacidad del corazón.
Testimonio de esperanza |
En definitiva, preocúpate por cuanto puede dañar tu cuerpo, claro que sí, pero mucho más está atento y resguárdate de cuanto pueda dañar tu corazón, porque de tu corazón es de donde brota lo mejor y lo peor de ti. Para quienes creemos en Dios, aprovechemos este regalo para revalorizar cuanto somos y tenemos, y también lo que no tenemos o nos pudiera hacer "menos capaces" que otras personas, No es verdad. La ausencia o carencia física puede darnos la posibilidad de encauzar mejor lo que somos y sí tenemos, haciendo más valiosa nuestra vida y más provechoso nuestro día a día.
Una prueba más del valor del corazón |
Las palabras del chico de ayer son un mensaje y recuerdo para todos. La verdadera discapacidad humana está en el corazón. La experiencia de la vida, de tantas personas es más que suficiente para satisfacer las ansias de felicidad aún con limitaciones físicas. Sé capaz de vencer los miedos y temores, sé capaz de vencer tus propias dudas y huecos personales. Deja que tu corazón se llene, lata de verdad. Y si tu corazón anda arrugado... es momento de levantarse y caminar. Pide ayuda y vuelve a bombear tu vida para que valga la pena, dejes huella y ames de verdad.
Comentarios